Los perros tienen ‘derecho a ladrar’. Reviven sentencia de la Corte Constitucional

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Los perros tienen ‘derecho a ladrar’. Reviven sentencia de la Corte Constitucional concedida en 1998 donde se les reconoce este derecho.

En redes sociales un joven abogado recordó, de manera educativa, la sentencia que protege la libre expresión de los perros, es decir su derecho a ladrar.

Jorge Iván Guerra como se llama este profesional habló de la T-119, que emitió la Corte Constitucional en 1998 que en palabras coloquiales indica que nadie puede obligar a los dueños de los perros callar sus ladridos.

La decisión se dio por un pleito en 1995 entre dos vecinos de una vereda ubicada en el Tabio Cundinamarca. Uno de ellos, Gonzalo Martínez Sanmartín, acudió a la Inspección Municipal de Policía para interponer una queja contra José Guillermo Monroy Hernández.

Su intención era que las autoridades lo obligaran a callar a los perros de su finca, un propósito que logró conseguir cuando la policía ordenó a Hernández a ingeniárselas para que no se escuchara fuerte los ladridos de sus mascotas.

Las consecuencias de no acatar la orden era el retiro de los animales del sector. José Guillermo Monroy Hernández obedeció a la policía municipal y acondicionó el hogar de los perros con el fin de reducir los ruidos.

Sin embargo y no suficiente con lo anterior, Martínez Sanmartín interpuso una acción de tutela para pedir que se llevaran a los animales pues según él, la presencia de ellos violaba su derecho “a la intimidad y de petición”

El Juzgado Civil del Circuito de Zipaquirá, en marzo de 1996, accedió a proteger el derecho de petición y el Tribunal Superior de Cundinamarca ordenó al inspector de Policía cumplir la advertencia de ordenarle a Monroy Hernández “prescindir de los perros”.

La sentencia de la corte

José Guillermo no se quedó de brazos cruzados y también interpuso una tutela. El caso escaló hasta la Corte Constitucional que falló a favor del propietario de las mascotas.

La alta corte explicó que hay una diferencia entre el ruido exagerado producido por un aparato electrónico manipulado por un ser humano a el ruido natural de una mascota.

Con el primero es posible bajarle al ruido disminuyendo el volumen de los equipos que lo emiten, pero con el segundo –los animales- se torna difícil porque no están bajo el dominio del hombre.

La Corte también indicó que los ladridos en un ambiente rural son comunes, por lo que invitó a los dos hombres a establecer acuerdos de convivencia al respecto y no desconocer los derechos fundamentales del ‘denunciado’.

Para el alto tribunal, las perreras que construyó Monroy fueron medidas suficientes para atender las quejas de Martínez, a quien llamó la atención por abusar de sus derechos.

@elabogado100k ¿Derecho a Ladrar?🐕 Sentencia de la Corte Constitucional #Derecho #derechoanimal ♬ sonido original – El Abogado

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