Después de más de 3 décadas docentes uniquindianos registraron reaparición de Continga de Páramo en el Quindío.
Tras 33 años biólogos y docentes de la Universidad del Quindío registraron la reaparición de la Continga en el Páramo El Campanario del municipio de Calarcá.
El hallazgo lo registraron el pasado 19 de mayo de 2022, a las 10:35 a.m., los uniquindianos Albert Ospina Duque y Jean Parra Colorado mientras caminaban el páramo en búsqueda de aves.
Los académicos observaron el vuelo de una especie acompañado de un canto inesperado. Inquietos, enfocaron sus ojos en la rama de un árbol cucharo. Inmóvil y silencioso, el individuo permaneció allí durante 15 minutos para ser contemplado, analizado y fotografiado: coloración rufo en el vientre, gorra negra y dorso grisáceo. Sí. Era un macho de Doliornis remseni en todo su esplendor.
Dos meses después, los docentes uniquindianos acompañados esta vez con Larri Álvarez Rodas regresaron a El Campanario y de nuevo avistaron a la Cotinga de páramo, exactamente en el mismo lugar en el que fue vista en mayo.
El primer registro de esta ave en Colombia se realizó en 1989, en la reserva Cañón del Quindío, en el municipio de Salento. Pasaron 33 años para que el departamento tuviera un nuevo registro de avistamiento de esta especie considerada de baja densidad poblacional.
“Este registro es una motivación para que los avistadores que ahora toman fotos o que suman listas de especies de aves nos generen información adicional, no solo para decir que la vieron en un lugar determinado, sino para saber más de su historia natural, que es uno de los grandes problemas de esta especie que, por cierto, está en una categoría de amenaza alta”, comentaron los investigadores.
Llamado a CRQ y gobierno para conservación de ecosistemas
De esta ave se conoce muy poco, señaló Ospina Duque pues aun no se sabe concretamente de qué se alimenta, ni sus ciclos reproductivos ni su migración estacional.
“Este gran aporte es una forma de seguir documentando e investigando, de manera que las generaciones que vienen van a poder trabajar en torno a ella y así prolongar su conservación en el tiempo”, apuntó.
A partir del artículo publicado en la revista, comentó Ospina Duque, ya hay otras personas que han podido avistar y tomarle fotografías a la Cotinga en el páramo El Campanario.
“La cuestión no es solo el aviturismo, sino qué vamos a hacer para conservar este lugar en donde la Cotinga está cumpliendo con todos los requisitos para sobrevivir. Por eso, desde la Universidad del Quindío y la Asociación Colombiana de Ornitología -ACO- hacemos un llamado a las entidades gubernamentales y a la Corporación Autónoma del Quindío -CRQ- para que se generen estrategias de conservación de estos ecosistemas y sus especies”, concluyó.
Necesidad de ciencia participativa
Para los investigadores, la educación es el mejor mensaje que se puede dar para conservar la avifauna. Si bien el estudio científico es importante, si no hay un proceso de apropiación social de esa información que se está produciendo, se va a quedar guardada y no va a tener el impacto que se requiere.
“Sin ciencia participativa no va a ser posible que se dé a conocer el registro de especies que están en peligro de extinción” enfatizaron desde la Uniquindio.
Las acciones no son desalentadoras, concluyó Ospina Duque. Hay muchas personas preocupadas por el entorno, lo vemos en la cantidad de estudiantes que hay en el programa de Biología de la Uniquindío y en el gran número de avistadores que hay en la actualidad.
“Existen posibilidades en los territorios de que, a través de la biodiversidad, se logre un proceso sostenible en el que haya beneficio tanto para la población humana como para los ecosistemas”, concluyeron.
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