La Superintendencia Nacional de Salud realizó este viernes 17 de septiembre, la intervención forzosa del hospital público La Misericordia de Calarcá, tras identificar 54 hallazgos administrativos, financieros, jurídicos y asistenciales que ponen en riesgo la prestación de los servicios de salud a los usuarios.
La medida regirá durante un año e implica la remoción de su cargo del gerente Bernardo Gutiérrez Montoya, así como la toma de posesión inmediata de los bienes, haberes y negocios de esta Empresa Social del Estado -ESE- que cuenta con 6 sedes y presta un centenar de servicios de baja y mediana complejidad a los municipios del departamento de Quindío y el norte del Valle del Cauca.
La Superintendencia ordenó la separación del actual gerente y designó al especialista en gerencia hospitalaria Fredy Orlando Rojas como agente especial interventor, quien durante el próximo mes deberá presentar a la Supersalud un Plan de Acción que contenga las actividades con miras a subsanar los hallazgos encontrados en el hospital.
En la auditoría hecha al hospital en el mes de agosto pasado, la Supersalud documentó 24 hallazgos financieros, 17 asistenciales y 13 administrativos, tanto sobre la sede principal como sus 6 sedes o centros de salud.
La situación más crítica del hospital es el creciente riesgo financiero, representado en un déficit presupuestal que viene aumentando año tras año al pasar de 3.244 millones de pesos en 2019 a 5.540 millones de pesos en 2020, y a 7.108 millones de pesos en los primeros seis meses de 2021.
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Lo que arrojó la auditoría de la Supersalud
El informe de visita también evidenció pérdidas operacionales, detrimento patrimonial, falta de racionalización en los gastos, deficiente gestión administrativa y financiera y escasa gestión de venta de servicios.
Así mismo, encontró falencias en la infraestructura hospitalaria, dotación, mantenimiento, dispositivos médicos e insumos, historias clínicas, todo lo cual repercutía de manera negativa en la prestación segura de los servicios.
“Estos 54 hallazgos, sumados al cierre de 20 servicios, el incumplimiento en los pagos al talento humano y al deterioro de la infraestructura en algunas sedes, denotan una falta de gestión gerencial en el hospital La Misericordia”, añadió el funcionario de Superintendencia.
La auditoría de la Supersalud puso de manifiesto también una falta de control en las existencias, vigencias y almacenamiento de los medicamentos, así como una falta de planeación y control sobre los precios de los productos.
Se encontró un contrato de compra de 1.000 pruebas diagnósticas de Covid, adquiridas entre junio y julio de 2020, de las cuales 480 se dejaron vencer en diciembre siguiente.
Otro hallazgo consistió en cobros dobles al sistema de salud por medicamentos y materiales que en un primer momento no administraba a los pacientes, pero luego los despachaba y facturaba nuevamente.
Adicionalmente, se comprobó que el hospital presenta faltantes de medicamentos y dispositivos médicos que impiden una adecuada prestación de los servicios de salud.
En la auditoría se encontró el pago a contratistas sin que los supervisores hubieran hecho el seguimiento técnico del cumplimiento del contrato, y ni siquiera se verificaba que todos los contratistas estuvieran debidamente acreditados para el ejercicio de su profesión.
Para la Supersalud, el Gerente del hospital incumple funciones propias de su cargo, al no garantizar la eficiencia, competitividad y propender por la eficiente utilización del recurso financiero, como ordenador del gasto.
Finalmente, en relación con el Plan Nacional de Vacunación contra el Covid-19, la Superintendencia identificó que el hospital no garantiza la capacitación de los equipos vacunadores, incumple con las medidas de bioseguridad (distanciamiento social), no garantiza la calibración o mantenimientos preventivos de los termohigrómetros y no ingresa a la plataforma Paiweb la información de los usuarios vacunados oportunamente.
Con el hospital La Misericordia, de Calarcá, son ya 16 los hospitales públicos que se encuentran en medida de intervención forzosa por parte de la Supersalud y es el octavo intervenido durante la época de pandemia.
En el mes de marzo de 2020, lo fue el San Marcos, de Sucre; en abril, el Sandiego, de Cereté; en mayo, el San Rafael, de Leticia; en junio, el Julio Méndez Barreneche, de Santa Marta; en julio, la nueva ESE San Francisco de Asís, de Quibdó; y en noviembre el Emiro Quintero Cañizares, de Ocaña. Durante este 2021 se han intervenido el Hospital Local de Cartagena y ahora La Misericordia, de Quindío.