El pasado jueves 19 de agosto fue suspendida la operación de la única morgue con que cuenta el Quindío, ubicada en el hospital La Misericordia de Calarcá, centro asistencial que además está al borde del cierre.
Aunque la morgue ya fue reabierta, el cierre de actividades representó un grave problema de salud pública. Seis cuerpos que no habían sido reclamados y que permanecían en el lugar, tuvieron que ser retirados del sitio.
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Entre tanto los cadáveres que necesitaron necropsias en los últimos días, fueron algunos llevados a cementerios como Jardines de Armenia e incluso de los municipios, sin pasar por una morgue.
Ante el cierre se tuvieron como opciones alternas las morgues privadas de Armenia y Circasia. Las autoridades solicitaron prestar sus instalaciones a varias funerarias, en donde los expertos de Medicina Legal podrían hacer las necropsias.
Al final este martes 24 de agosto, el referente de residuos peligrosos de la secretaría de Salud del departamento, Johan Manuel Camacho Duque, aclaró que se hizo la verificación del cumplimiento de todos los temas que debe cumplir este lugar para poder prestar los servicios, y así se reabrió.
¿Por qué cerró por tantos días?
La morgue tuvo que cerrarse debido a la falta de fluido eléctrico, producto del robo de cables de cobre cuyo valor asciende a más de 2 millones de pesos.
De acuerdo con las directivas del hospital La Misericordia, el servicio de energía se restableció el pasado sábado, pero se debió llevar a cabo la evaluación y el plan de contingencia a presentar para el levantamiento del cierre.
Desde la administración del centro asistencial debieron responder a un conjunto de solicitudes que fueron elevadas por la gobernación del Quindío en el acta de cierre de la morgue.
Algunos cuerpos tuvieron que ser retirados por la administraciones municipales, para proceder a la desinfección del sitio con miras a su reapertura.
El referente departamental de residuos peligrosos con riesgo biológico de la secretaría de Salud del Quindío, Joan Manuel Camacho Duque, señaló que la suspensión del servicio demostró que la morgue no cuenta con las condiciones adecuadas y técnicas para atender al departamento, pero ya se trabaja para atender esta necesidad.
“En la última reunión con Fiscalía, Policía Judicial y otras entidades se trató el tema de buscar espacios alternativos, sobre todo para las autopsias médicolegales de cadáveres en descomposición, porque en este lugar no se pueden llevar estos cuerpos. Por eso se llevan a Pereira en su mayoría», explicó.
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Aclaró que la contingencia demuestra que es urgente la construcción de una morgue departamental, y que por el momento, cada administración municipal debe buscar medidas para atender sus necesidades.
La morgue del hospital La Misericordia además tiene una capacidad para 5 cuerpos en dos cuartos fríos. Una capacidad que es mínima para las necesidades del Quindío y que muchas veces se ve sobrepasada hasta en 200%..
Además el sitio no cuenta con un plan de contingencia frente al impasse del corte del servicio. Se evidenció también falta de servicio de vigilancia y hasta estancamiento de aguas en los piso, situaciones que debieron corregirse antes de abrir.