La pelota se manchó de infamia en Barranquilla y Pereira la jornada de este miércoles 12 de mayo, por cuenta de la manera en que la Conmebol obligó a jugar al fútbol sin importar el contexto social por el que está atravesando Colombia debido a la represión policial y la violencia en las calles desde que empezó el Paro Nacional.
En medio de estruendos y gases lacrimógenos los jugadores de Junior y River Plate tuvieron que jugar su compromiso por la fecha 4 de la fase de grupos de la Copa Libertadores en el estadio Romelio Martínez de la capital atlanticense.
Lea también: Duque insiste en hacer Copa América en Colombia pero Conmebol ya tendría sede de reemplazo
Pese al llamado de varios manifestantes a que no se disputara el juego, incluso hinchas del equipo colombiano, la Confederación Sudamericana de Fútbol y el alcalde de la ciudad, Jaime Pumarejo, instaron a que se jugara aun en medio de la situación caótica en que protestantes se enfrentaban con las autoridades a las afueras del recinto.
El ruido de los hechos quedó registrado ante el mundo por las cámaras de la cadena deportiva más importante en Latinoamérica. Antes de iniciar el partido el minuto de silencio evidenció el caos, el sonido de bombas aturdidoras hicieron eco, los gases alcanzaron la cancha y el encuentro se suspendió por unos minutos.
«Habría que preguntarse por qué el fútbol no tiene la sensibilidad de identificarse con lo que pasa fuera del estadio y con lo que vive el pueblo colombiano», comentó Diego Latorre, que junto a Mariano Closs trató de transmitirle al mundo lo que estaba sucediendo afuera mientras se jugaba.
Le puede interesar: El Paro continúa. Peticiones de líderes no fueron atendidas por Iván Duque
“Es irrespetuoso hablar de fútbol cuando afuera están pasando cosas importantes”, agregó el exfutbolista mientas la redes sociales se llenaban de rechazo en contra de la Conmebol por su insensatez de hacer jugar un partido cuando en las inmediaciones del escenario deportivo habían heridos y zozobra.
«Con luto no se juega»: barras en Pereira
Barras del Deportivo Pereira y el América de Cali se acercaron hasta el hotel donde se hospedó el Nacional de Uruguay para exclamar al unísono «con luto no se juega». Este hecho generó inseguridad en la delegación del club oriental que le pidió a la Conmebol no jugar porque no habían las garantías para hacerlo.
Sin embargo la entidad negó la petición y el juego, aunque se retrasó una hora más de lo pactado, se jugó a partir de las 10 de la noche en el estadio Hernán Ramírez Villegas, donde se vivieron momentos de tensión pues las delegaciones se enfrascaron en discusiones, incluso Gonzalo Bergessio, delantero del equipo visitante, le exigió empatía a los locales ante el momento que vivieron.
Lea puede interesar: Deportes Quindío no podrá jugar hoy ante Atlético por situación de orden público en Cali
En ese sentido el técnico del conjunto charrúa, Alejandro Cappuccio, señaló que fue gravísimo lo que sucedió ya que expuso a los jugadores a una condición en donde pudieron estar en riesgo.
“Quiero saludar al pueblo colombiano que nos hizo saber que nosotros no éramos el problema, el único tema es que el fútbol al generar tanta tensión es un factor donde la gente se puede expresar y tener difusión. Lo que sí creo es que debemos cuidar más a los jugadores del fútbol que son los verdaderos actores de este deporte que genera tanto, y no se los cuidó”, apuntó.
Unas declaraciones similares dio el entrenador de River Plate, Marcelo Gallardo, quien confesó que no pudo abstraerse de lo que estaba sucediendo en su entorno y que tanto él como su equipo no podían irse felices por lo que estaba pasando en Colombia.
