Pelé, el niño que juró ganar un Mundial y se convirtió en rey

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A los 82 años de edad murió Edson Arantes do Nascimento, más conocido como Pelé, el niño que juró ganar un Mundial y se convirtió en rey.

«No llores papá, prometo que ganaré la Copa del Mundo para ti» fueron las palabras de un pequeño Pelé de 9 años mientras veía llorar desconsolado a su padre Dondinho tras escuchar en la radio la derrota de Brasil en la final del Mundial de 1950 frente a Uruguay, lo que se conoce como el ‘Maracanazo’.

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El 16 de julio del 50 fue quizás el día más triste en la historia del fútbol para los brasileños, no pudieron ganar la copa que organizaron ante sus más de 150 mil aficionados que abarrotaron el Maracaná de Río de Janeiro. Lo que para muchos es una de las grandes hazañas deportivas para otros significó una tragedia.

Sin embargo, aquella derrota fue el impulso para que Edson Arantes do Nascimento ‘Pelé’ se hiciera futbolista y fuera en busca de la ansiada copa para el pueblo brasileño que gozaba de jugadores brillantes, pero que carecían de mentalidad. 

La convicción marcó la figura de Pelé desde temprana edad, a sus 4 años ya jugaba en las calles de Bauru, Sao Paulo. Era el portero de sus grupo de amigos, posición que curiosamente le daría el apelativo con que se hizo conocer universalmente.

Resulta que el pequeño cada que atrapaba un baló decía «¡Agarra, Bilé!»  (en referencia al portero que jugaba en el mismo equipo de su papá) pero por su pronunciación limitada se entendía como ‘Pelé’, por lo que le empezaron a llamar así. No obstante, tapar goles no sería su tarea sino todo lo contrario.

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El Santos de Pelé y la consagración Mundial

Waldemar de Brito exfutbolista brasileño y entrenador del Bauru Atlético fue quien descubrió a Pelé y se lo llevó al Santos, equipo que sería el eterno amor de Edson.

Fue en el ‘Peixe’ que Pelé explotó todo su potencial, en las canchas de Vila Belmiro se vieron sus gambetas, acrobacias y goles que maravillaron al mundo entero, tan fascinante que cautivaron al entrenador Vicente Feola quien lo convocó al Mundial de Suecia 58.

En Estocolmo Pelé pudo cumplirle la promesa a su padre con creces, con tan solo 17 años fue goleador del Mundial y el jugador más joven en participar, asistir, anotar y ser campeón.

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La leyenda apenas surgía, con el 10 en su espalda comandó el Santos más poderoso de la historia. Ganó las Copas Libertadores del 62 y 63 a Peñarol y Boca Juniors y se consagró campeón intercontinental de clubes al derrotar al mítico Milán de Cesare Maldini y al Benfica de Eusebio.

Para dimensionar la grandeza que Pelé le dio al Santos hay que ver que tuvieron que pasar 48 años para que volviera a alzar una Copa Libertadores, justamente tras la aparición de otro crack, Neymar Junior en 2011.

El equipo paulista fue la casa del astro brasileño por más de 17 años, nunca se fue a un grande europeo y fue catalogado como tesoro nacional. El Santos de Pelé era tan bueno que se dio el lujo de hacer giras por todo el mundo, en una época en que no había redes sociales ni la globalización actual, su fama ya había traspasado fronteras.

Sus jugadas fueron tan extraordinarias que existe un gran archivo fílmico que pone en evidencia la exquisita técnica con la que contó en una generación más rústica, de juego brusco, pesado y con canchas de barro, no las alfombras actuales sobre las que rueda el balón.

No importaba el terreno, Pelé descollaba con jugadas adelantadas a su tiempo, taquitos, rabonas, chalacas, chilenas, amagues, sombreros y caños además de su excelente pegada con ambas piernas de media y larga distancia. Muchos goles y maniobras que hacen las estrellas contemporáneas ya las hacía Pelé 60 años atrás.

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Tricampeón Mundial

En medio de las copas continentales que Pelé ganó con el Santos, pudo conquistar su segunda Copa del Mundo con Brasil, en Chile 1962, aunque esta vez no pudo ser protagonista como en su primer mundial debido a una lesión que lo sacó en primera ronda.  Sin embargo, con 21 años Pelé ya ostentaba 2 copa mundiales en sus vitrinas.

La de Inglaterra 1966 quizá sea una copa para el olvido de ‘O Rei’ como fue bautizado ante la profunda admiración que despertó en todo el mundo.

En esa cita orbital se puede decir que a Pelé lo molieron a patadas, sin tener garantías arbitrales que lo protegieran del juego temerario de sus rivales que apagaron el brillo del ’10’ y de todo el ‘Scratch’ que se devolvió a casa en fase de grupos. Por esto también habría que medirlo ya que durante mucho tiempo Pelé jugó sin que existiera la tarjeta amarilla.

La decepciones y frustraciones hicieron más fuerte a Pelé, así como envalentonaron a aquel niño de 9 años a ganar el primer mundial para su país, así mismo el dolor de la prematura eliminación en territorio británico encendió la chispa de la que sería considerada la mejor selección de todos los tiempos, la Brasil del 70.

Acompañado de jugadores de excelsa técnica como Gerson, Carlos Alberto, Tostao, Rivelino y Jairzinho, Pelé llegó al Mundial de México con todos los reflectores puestos sobre él. Era el jugador que todos querían ir a ver, un galáctico, fuera de serie.

En ese Mundial se vio una de las jugadas más icónicas que los aficionados puedan recordar ‘el gol que no fue’, donde Pelé elude al portero sin tocar el balón, haciendo una especie de cortina, un amague que el legendario Mazurkiewicz se comió completo, sin embargo ‘O Rei’ definió forzado llegando en carrera y con un remate al segundo palo el balón salió desviado.

La jugada fue tan espectacular que es una de las imágenes más recordadas de los mundiales sin haber terminado en gol.

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Los dirigidos por Mario Zagallo derrotaron a Italia con un baile de 4-1 en la final y se alzaron con la Jules Rimet, para quedarse en definitiva con el trofeo y para que Pelé ganara su tercera Copa del Mundo poniendo a Brasil como el más ganador en ese momento y marcando un récord difícil de igualar y/o superar para cualquier jugador: ganar 3 mundiales en 4 disputados.

52 años después ni siquiera Brasil ha logrado conseguir los 3 mundiales que logró Pelé, ganó 2 en 13 participaciones con otras figuras rutilantes como Romario, Bebeto, Ronaldo, Rivaldo, Cafú, Ronaldinho, Roberto Carlos y Kaká, entre otros.

 

El retiro de ‘O Rei’ 

En total Pelé jugó 1.375 partidos entre oficiales y no oficiales, y anotó la cifra de 1.284 goles aunque oficialmente la Fifa solo le registró 757 goles en 831 partidos oficiales.

Su carrera la terminó en el Cosmos de Nueva York, a donde llegó en 1975 a revolucionar el interés que los estadounidenses tenían por el fútbol.

En la Gran Manzana jugó 107 partidos y marcó 64 goles dejando la huella indeleble de ser la primera gran estrella en jugar en el balompié norteamericano.

Y es que Pelé no solo le dio estatus a la MLS de Estados Unidos, y llenó de grandeza al fútbol brasileño con el mítico Santos de los 60s además de poner en lo más alto a la Selección Brasileña a la cual le cambió totalmente la mentalidad, poniendo no solo alegría y magia en su juego sino la fortaleza mental ganadora, sin complejos.

Hoy cuando el mundo lamentan su partida del plano terrenal a los 82 años de edad, es momento no solo para reconocer su trascendencia y la diferencia que lo separa del resto de figuras como Alfredo Di Stefano, Johan Cruyff, Diego Armando Maradona y Lionel Messi, pues Pelé no solo hizo más grandes a los equipos en que jugó, Pelé también hizo más grande al fútbol, un deporte que llevará su marca para la eternidad. 

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