Mujer en el Catatumbo se quedó sola a cuidar sus animales en medio de enfrentamientos entre grupos armados

Isabel Rincón: una mujer en el Catatumbo se quedó sola a cuidar sus animales en medio de los enfrentamientos entre grupos armados.

En medio de los tiroteos y la creciente violencia que afecta a la región del Catatumbo, Isabel Rincón se ha convertido en un símbolo de resistencia y amor incondicional. Mientras cientos de familias abandonan sus hogares para escapar de los enfrentamientos entre el ELN y las disidencias de las FARC, Isabel, una mujer campesina de La Gabarra, ha tomado una decisión que conmueve y desafía las circunstancias: quedarse para cuidar de sus animales.

La historia de Isabel Rincón, dueña de un refugio que alberga entre 40 y 50 perros y 18 gatos, ha resonado en medios nacionales e internacionales. Con más de siete años dedicados al rescate de animales abandonados o maltratados, Isabel enfrentó esta semana una de las decisiones más difíciles de su vida. “Estoy muy asustada, muy nerviosa, estoy sola acá porque hasta mi marido se fue porque estaba asustado, pero yo no me voy porque no voy a dejar a mis animales solos”, declaró con una voz quebrada, pero decidida.

Así han relatado medios nacionales la historia de Isabel Rincón: Mujer en el Catatumbo se quedó sola a cuidar sus animales

 

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Un refugio para animales en medio del conflicto

La finca de Isabel está ubicada en zona rural de La Gabarra, uno de los epicentros del conflicto armado en el Catatumbo. Durante los últimos meses, la región ha vivido una escalada de violencia entre grupos armados ilegales que disputan el control territorial. Estos enfrentamientos han llevado al desplazamiento masivo de familias campesinas, dejando casas, cultivos y pertenencias atrás en busca de seguridad.

En medio de este panorama, Isabel se ha mantenido firme. Sus animales, muchos de ellos rescatados en condiciones de abandono extremo, representan para ella mucho más que simples mascotas. “Ellos son mi familia. Algunos llegaron heridos, otros desnutridos, pero aquí encontraron un hogar. No puedo traicionar su confianza dejándolos solos”, explicó.

El impacto de la violencia en el Catatumbo para la familia de Isabel Rincón

La decisión de Isabel no ha sido fácil ni para ella ni para su familia. Su esposo, quien compartía con ella las tareas del refugio, decidió marcharse tras los últimos episodios de violencia. “Él estaba muy asustado. Me dijo que me fuera con él, pero yo no podía hacerlo. Discutimos y al final decidió irse solo”, relató Isabel.

Sus vecinos también han abandonado la zona. “Antes había niños jugando por aquí, familias trabajando en el campo. Ahora todo está vacío, solo se escuchan los disparos y, a veces, los helicópteros que pasan por el cielo”, contó. La soledad ha sido un golpe duro para Isabel, pero la presencia de sus animales le da fuerzas para seguir adelante.

Los animales en el refugio de Isabel necesitan ayuda de organizaciones y personas

Cuidar de tantos animales en una región azotada por el conflicto no es tarea fácil. Isabel enfrenta serias dificultades para conseguir alimentos y medicinas para sus perros y gatos. Algunos padecen alergias y enfermedades que requieren tratamiento constante. “Lo que más necesito ahora es comida para ellos y medicamentos. A veces comparto mi propia comida con los perros porque no hay suficiente para todos”, explicó.

Isabel también ha hecho un llamado a la solidaridad a través de las redes sociales y de los medios de comunicación. “Cualquier cosa sirve, no solo para mis animales, sino también para los que quedaron abandonados en las fincas vacías”, pidió con urgencia.

A pesar de la incertidumbre, la historia de Isabel ha despertado una ola de solidaridad. Redes de apoyo animalistas y organizaciones no gubernamentales han empezado a coordinar esfuerzos para enviar suministros al refugio. “Estamos trabajando para llevarle alimentos y medicinas a Isabel. Su valentía merece ser reconocida y apoyada”, afirmó un representante de una fundación animalista en Cúcuta.

Asimismo, vecinos y conocidos han intentado colaborar en lo que pueden. Aunque muchos se han desplazado, algunos le envían mensajes de ánimo y le agradecen por cuidar de los animales que dejaron atrás. “Ella está haciendo lo que muchos no podrían. Es admirable”, dijo uno de sus antiguos vecinos.

Los animales: víctimas invisibles del conflicto

El caso de Isabel ha puesto en evidencia una problemática poco visibilizada: el impacto del conflicto armado en los animales. En regiones como el Catatumbo, los animales son frecuentemente las víctimas olvidadas de los enfrentamientos. Algunos mueren abandonados, otros son utilizados por los grupos armados para sus propios fines.

“Es triste ver cómo la guerra afecta a los más indefensos. Los animales también sienten miedo, también necesitan ayuda. Ellos no tienen la culpa de lo que está pasando”, reflexionó Isabel.

Un mensaje de esperanza

Pese a las adversidades, Isabel no pierde la esperanza de un futuro mejor para el Catatumbo y sus habitantes, tanto humanos como animales. Sueña con un día en el que las familias puedan regresar a sus tierras sin temor, y en el que los animales reciban el cuidado que merecen. “Solo quiero que haya paz. Que todos podamos vivir tranquilos y que estos animalitos nunca vuelvan a pasar hambre o miedo”, concluyó.

La historia de Isabel Rincón es un poderoso recordatorio de que, incluso en medio de las circunstancias más difíciles, el amor y la compasión pueden prevalecer. Su valiente decisión de quedarse y proteger a sus animales inspira a muchos y resalta la importancia de la solidaridad en tiempos de crisis.