Actual sequía récord en el Amazonas podría indicar punto de no retorno frente a desastre climático para esta selva y para el mundo.
La actual sequía en la cuenca del río Amazonas no es la primera ni la última provocada por el Fenómeno del Niño, sin embargo esta vez se están rompiendo todos los récords, situación que preocupa a la comunidad científica.
De acuerdo con National Oceanic and Atmospheric Administration -NOAA- de los Estados Unidos, en su web climate.gov, el calentamiento global causado por el hombre jugó un papel significativamente mayor que El Niño en la intensificación de la sequía amazónica de 2023.
Si no se hubiera presentado el calentamiento global causado por los seres humanos, el déficit de lluvias en el Amazonas apenas sería de la mitad del acontecido ahora, y las temperaturas no se hubieran amplificado como en el último año.
La sequía excepcional es hoy la peor registrada en la historia del Amazonas desde que se monitorea su clima, lo que ha afectado tanto la fauna y la flora de la selva más extensa e importante del mundo, además de comunidades y asentamientos humanos que se han visto obligados a racionar el agua para subsistir.
Y es que el calentamiento global observado hasta la fecha, con un aumento aproximado de 1,2 ˚Celsius por encima del promedio de la época preindustrial, parece seguir subiendo y de cara al futuro se cree que las emisiones de gases de efecto invernadero causarían un aumento de 2 ˚C.
Estas elevadas temperaturas causarían que la aparición de sequías como la actual se incremente 10 veces. Por ejemplo antes de la era preindustrial se veían sequías severas, parecidas a la actual, cada 100 años, ahora podrían aparecer cada 10 años o incluso menos.
La deforestación de la selva una de las principales causas de la grave situación en el Amazonas
El intervalo tan corto entre graves sequías conllevaría a que la selva en pocos años se convierta en una sabana, lo que sería una catástrofe inmensa para la vida en todo el planeta.
Y es que se debe enfatizar en que por lo menos la mitad de la lluvia que cae sobre la cuenca del Amazonas es humedad reciclada que los propios árboles inhalan del suelo y devuelven a la atmósfera.
Es así como la deforestación y los incendios degradan el bosque y hacen que la capacidad del Amazonas para producir lluvias se debilite.
De esta manera las temporadas secas se prolongan y agudizan, mientras el agua superficial disminuye. Los árboles viejos mueren ante las sequías y los jóvenes no logran reemplazarlos.
Expertos afirman que para detener el desastre se debe seguir en la lucha por reducir las reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo, además no basta con frenar la deforestación en el Amazonas, sino también reforestar áreas despejadas y degradadas sobre todo en el sur y oriente de la selva, en territorio brasileño, que es el más afectado.