La fallecida senadora Piedad Córdoba y el misterio debajo de sus turbantes, los que siempre se puso en 30 años de vida pública.
La tarde de este sábado 20 de enero se conoció la muerte de la senadora Piedad Córdoba, situación que conmocionó al país, pues se produjo de manera repentina.
La reconocida integrante del Pacto Histórico fue hallada inconsciente por sus guardaespaldas, quienes la trasladaron hasta la clínica Conquistadores de Medellín, donde murió. Un infarto fulminante habría sido la causa de su muerte.
La antioqueña de raíces chocoanas estuvo rodeada siempre de polémica por su estrecha relación con el régimen chavista en Venezuela, y en los últimos días por los líos de uno de sus hermanos, condenado por narcotráfico en Estados Unidos.
Los turbantes con los que siempre se le vio
El sentido único de la moda de Piedad Córdoba fue uno de los factores que le permitió ser una figura destacada en la política del país.
Piedad destacó por su constante uso de turbantes en sus apariciones públicas, desde que logró el reconocimiento nacional.
Compartió escaños en el Congreso con políticos durante más de 30 años, y esa elección marcó una diferencia estética importante.
Adoptó su turbante como sello en todas sus apariciones públicas a raíz de un episodio suyo en el Congreso. La senadora afirmó en entrevista que se trató de un acto político y que ella estaba consciente de ello. “Es también un grito de lo que represento y es una forma de expresar mis sentimientos por ser afrodescendiente”, explicó en entrevistas.
Córdoba dijo que cuando llegó a Bogotá para tomar su asiento en la Cámara de Representantes, le pidió a una mujer que le hiciera un peinado alto, típico de las comunidades afrodescendientes. Ella dijo que ese estilo era típico de las personas que estaban a cargo de las señoras de servicio y que debía cambiar a otro estilo. A pesar del comentario Piedad se hizo el peinado que quería y se ató un turbante tal como le había enseñado su mamá.
En esa reputación adquirida también influyó el machismo. Dijo que entrar en política era difícil, porque “se llega a un espacio lleno de hombres que quieren seducirte y luego hacerte invisible, para que luego se sientan menos avergonzados de engañarte”.
Tenía una gran colección de turbantes de diferentes colores y detalles que podía combinar con cualquier vestido que llevara en apariciones públicas.
Los comentarios sociales pasaron de señalar lo inapropiado de usar turbante para una figura política hasta preguntarse si ocultaba algún problema en su cabello por su uso constante.
En 2015 se confirmó que no tenía problemas de cabello, luego de que se revelaran algunas de sus apariciones públicas en los años 90 sin turbante.