Las serpiente más grande de la historia habitó en Colombia hace unos 60 millones de años. Se trata de la Titanoboa cerrejonensis que contaba con unas medidas de 15 metros de longitud y un peso aproximado de 1,2 toneladas, su apariencia sería similar a la de la Boa Constrictor.
Los restos fósiles de este animal fueron encontrados en una mina de carbón del Cerrejón, en el departamento de La Guajira en el año 2002. “Cerrejón era una densa jungla con el doble de precipitaciones al año que el Amazonas, con una humedad agobiante y animales y plantas que doblaban en tamaño a los conocidos hoy” sostiene un artículo de National Geographic.
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Según ese mismo portal la serpiente habitaba en pantanos y era capaz de devorar cocodrilos en una sola bocanada producto de su envergadura, precisamente era por su tamaño que se imponía y asesinaba a otras especias asfixiándolas sin usar veneno.
En los últimos años se han encontrado vértebras, costillas y cráneos de varios ejemplares lo que ha permitido hacer una reconstrucción semejante. Se pudo conocer que el animal tendría un fuerza y un peso superior al propio puente de Brooklyn en Nueva York.
Vale la pena mencionar que en la misma mina del Cerrejón los paleontólogos del Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales también hallaron restos de tortugas y cocodrilos gigantes además de plantas antiguas que han servido para investigar los cambios de clima a través de la historia en el territorio.
#TodayILearned With a body that reached up to 15 meters long and 1.2 tons in weight, the Titanoboa cerrejonensis could devour crocodiles in one bite. @LeconaLili @LaSalleTuxtla pic.twitter.com/bNhWM26Rh3
— karimediaz ortiz (@KarimediazO) November 23, 2021
Sin embargo éste no ha sido el único hallazgo de restos pertenecientes a animales prehistóricos en Colombia. En septiembre de este año en el municipio de Agualinda, Norte de Santander, un niño de 12 años encontró un colmillo de mastodonte de la Era Cuaternaria mientras trataba de hallar a una de sus cabras.
El descubrimiento fue atribuido a Camilo Andrés Rodríguez quien junto a su abuelo Gonzalo Roa hallaron el fósil que cuenta con una longitud de 1,86 metros y ahora permanece en el Museo Arqueológico y Paleontológico de la mencionada localidad.