Así fueron los últimos minutos de vida de Policía sometido a eutanasia en el Quindío, tras padecer enfermedad causada por el glifosato
Este lunes 26 de septiembre a eso de las 10:30 de la mañana el sargento de la policía, Gilberto Ávila Llano, recibió la eutanasia en un hospital de Armenia, luego de solicitarla por los reiterados sufrimientos que le causó una enfermedad que de acuerdo con él, le fue provocada por la exposición al glifosato, un químico utilizado por el gobierno de Álvaro Uribe Vélez y el de Iván Duque, para combatir los cultivos de coca.
Con un homenaje el comando Jungla de la Policía despidió al sargento, que luego se abrazó con familiares y amigos, para segundos después recibir la eutanasia.
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El sargento Ávila Llano, de 59 años de edad, luchó contra su enfermedad, párkinson juvenil, los últimos 17 años. Fue diagnosticado cuando todavía era suboficial activo y al servicio de un grupo antinarcóticos en el sur del país. (El párkinson se considera juvenil cuando se presenta antes de los 55 años, y casi siempre parece por la exposición a determinados químicos)
El uniformado, que residía en zona rural de Salento, aseguró junto a su familia, que la enfermedad se originó por el trabajo que realizó durante años asperjando con glifosato en cultivos ilícitos en el departamento de Guaviare. El policial se desempeñaba en tierra cuidando que grupos armados no atentaran contra las avionetas y verificando que se cumpliera con el objetivo de la fumigación.
Según contó, el químico les caía encima y lo aspiraban por largos periodos de tiempo durante y después de la fumigación, e incluso tiene tres compañeros de su época con padecimientos similares. Además, médicamente se ha comprobado en países europeos que el párkinson juvenil es producido principalmente por contacto con químicos.
El veedor de la salud en el @Quindío, Carlos López, con las tres peticiones del sargento (r) Gilberto Ávila, quien recibió este lunes la eutanasia en Armenia en Armenia, tras padecer por 17 años párkinson juvenil. pic.twitter.com/k6lqwdgqA6
— RCN Radio Armenia (@RCNarmenia) September 26, 2022
El glifosato ha causado decenas de enfermedades a campesinos, así como afectaciones a animales y cultivos legales en varias zonas del país. Aun así es defendido como estrategia antidrogas por los gobiernos uribistas de los últimos años y a pesar de que es conocido mundialmente porque produce párkinson a personas genéticamente propensas.
La Policía y el gobierno le dieron la espalda
El sargento contaba que a pesar de que le diagnosticaron la enfermedad cuando aun estaba activo en la policía, en la institución no le reconocieron su padecimiento. «Me indemnizaron con 30 millones de pesos aprovechándose de que ignoraba lo que me pasaría y las repercusiones que tendría», dijo.
Al sargento (r) de la Policía, Gilberto Ávila, le practicarán la eutanasia el próximo lunes en Armenia. Argumentó que padece Parkinson desde hace 17 años, al parecer por aspersiones con glifosato. Pide que su caso no se repita. @ColombiaET @ELTIEMPO pic.twitter.com/PhjCLg62Jl
— Laura Sepúlveda (@lausephincapie) September 21, 2022
El parkinson le causó tanto sufrimiento, que incluso los medicamentos para combatirlo le generaban efectos adversos. Su enfermedad avanzó mucho en el último año, a tal punto que ya no podía realizar actividades cotidianas como hablar, cepillarse los dientes o coger una cuchara.
Carlos Arturo López, sargento retirado de la policía y veedor de salud en el Quindío, contó que la lucha de Ávila también se dio contra la Dirección de Sanidad de la Policía Nacional, que le negó varios procedimientos, como dos cirugías que le tenían que realizar.
Además, no le ayudaban con el transporte para reclamar medicamentos o atender procedimientos, y sus allegados tenían que dejarlo solo en ocasiones para poder ir a hacer filas para adelantar autorizaciones y demás diligencias concernientes a su salud.
Por si fuera poco su pensión era de apenas del 70% del salario, pues la Policía Nacional ni siquiera le reconoció la pensión por invalidez, con la cual recibiría el 100% del salario.
Mientras la muerte llegó para este expolicía, otros de ellos siguen luchando para que la institución y el Estado respondan por el daño que el glifosato les ha causado y porque el químico se prohíba definitivamente en Colombia, para que ninguna otra persona tenga qué padecer sus sufrimientos.
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