La mañana de este miércoles 27 de octubre la Conmebol ratificó a Colombia como el país organizador de la Copa América Femenina 2022, torneo que además dará 3 cupos directos al mundial de Australia-Nueva Zelanda 2023.
Esta sería la primera vez en la historia que el país albergue este evento. El campeonato se disputará entre las fechas del 8 al 30 de julio.
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Las ciudades donde se disputará el torneo aún no están confirmadas oficialmente, pero Ramón Jesurún, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol -FCF- señaló a la Revista Semana que las sedes serían Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y el Eje Cafetero.
Esto quiere decir que, como ha sido costumbre cuando se realiza un certamen internacional de fútbol en territorio nacional, Armenia sería una de las sedes de la Copa América, la cual tendría partidos en el estadio Centenario.
“Para el Comité Ejecutivo es un inmenso orgullo recibir ese voto de confianza por parte de la Conmebol. Realizaremos todo nuestro esfuerzo de la mano del Gobierno Nacional para organizar este campeonato con los más altos estándares internacionales y así demostrar que Colombia tiene la capacidad de albergar torneos de talla mundial”, sostuvo el directivo.
Por ahora falta el anuncio oficial, pero de acuerdo con el programa deportivo En Caliente, el dirigente Gustavo Moreno Jaramillo estaría en gestiones para obtener la sede del torneo internacional como sucedió en el pasado con la Copa América 2001, el Sudamericano Sub-20 de 2005 y el Pre-Olímpico juvenil 2020, con la novedad que esta sería la primera vez como anfitriona del fútbol femenino.
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Vale la pena mencionar que este a mitad de este 2021 Colombia perdió la posibilidad de realizar la Copa América de selecciones masculinas por la agitación social que se vivió por cuenta del Paro Nacional y la represión policial, además de las elevadas cifras de la pandemia que impidieron que el país fuera sede junto a Argentina, por lo que la competencia se terminó jugando en Brasil.
Esta elección es de gran importancia por la confianza que se le vuelve a dar a los colombianos como organizadores de este tipo de eventos, así como el impulso que se puede generar a partir de allí para potenciar la liga femenina local que ha carecido de apoyo e interés por parte de los directivos y la afición local, a pesar de la proyección de las jugadoras colombianas en el fútbol internacional.
