La noche de este martes 30 de mayo, Deportes Quindío quedó eliminado del Torneo BetPlay consumando otro fracaso al gusto de Hernando Ángel.
Tristeza, frustración e impotencia fueron las sensaciones que produjo el Deportes Quindío tras su derrota 0 – 2 ante Fortaleza que lo dejó eliminado del Torneo BetPlay-I.
Los goles del conjunto bogotano fueron obra de Daniel Rivera a los 56 minutos de juego tras un cabezazo en un centro de costado de pelota quieta y 2 minutos más tarde un grosero error en la defensa le costó el 0 – 2 definitivo tras un remate de Nicolás Rodríguez.
Con esta derrota Quindío se quedó sin opción de disputar la final del primer semestre, la cual le garantiza al campeón un cupo a la Gran Final del año para disputar el ascenso.
Es así como el técnico argentino Óscar Héctor Quintabani acumuló su cuarto fracaso consecutivo si se tiene en cuenta el descenso en 2021, la fina perdida con Chicó en el primer semestre de la B en 2022 y la derrota en el repechaje de ascenso contra el Huila el año anterior.
La caída del cuadro cafetero dejó una enorme desazón entre los aficionados que se hizo visible a través de las cámaras de la transmisión oficial que captaron entre lágrimas a varios hinchas que estuvieron presentes en el estadio Centenario conservando la ilusión de ver a su equipo competir dignamente, algo que no ocurrió en todo el cuadrangular.
Ángel y Quintabani responsables del rotundo fracaso del Quindío
Uno de los primeros señalados por este rotundo fracaso es el técnico Quintabani quien ya va para 4 temporadas y más allá de la efímera alegría del ascenso en junio de 2021, lo cierto es que hasta este 30 de mayo son más los momentos amargos y de decepción que las satisfacciones generadas ante la afición.
Sin embargo, la mayor cuota de responsabilidad sin duda es la del mayor accionista y presidente del equipos, Hernando Ángel Montaño, quien durante su administración ha mancillado la historia del Quindío y ha flagelado los sueños e ilusiones de la hinchada a la cual ha ido marginando con su torpe manejo.
El dirigente ha sido la persona que como cabeza de la institución ha tenido más tiempo a los cafeteros en la B, consumando 2 descensos en los últimos 10 años y solo una estadía de 6 meses en la primera división en dicho lapso.
No obstante, el millonario negocio que tiene en el club a través del pago de los derechos de televisión, los patrocinadores oficiales y la venta por año de algún activo como sucedió el año pasado con Dibier Cambindo quien fue adquirido por el Independiente Medellín por una suma superior al millón de dólares según Transfermarkt, es decir más de 9 mil millones pesos.
A pesar de este millonario ingreso la reinversión no se ha visto reflejada en jugadores de experiencia, calidad y liderazgo para competir por el objetivo de ascender, si bien este semestre no se contrataron los jugadores de la filial del Boca Juniors de Cali, la mayoría de las incorporaciones no cumplieron las expectativas a excepción de los paraguayos Roa y Villamayor.
A jugadores les pesó la camiseta
Precisamente sobre los jugadores cabe otro porcentaje de culpa, porque no mostraron ningún tipo de rebeldía en la cancha, ninguno se echó el equipo en el hombro desde lo actitudinal y en lo deportivo hubo bajos niveles que no estuvieron a la altura de las circunstancias.
Lo peor de todo, según describieron los aficionados que acompañaron al equipo al estadio de Techo de Bogotá, es que hubo varios futbolistas que después de la derrota contra Fortaleza, hicieron gestos retadores ante la afición.
Una situación que lastimosamente no es anómala en la ya desgastada relación entre hinchas y jugadores, pues en este mismo semestre se conoció sobre una presunta riña entre un defensor del cuadro cafetero y un aficionado, además de la vandalización de la sede y el bus que transportaba el equipo en otro hecho aislado.
Hinchas los únicos derrotados con fracaso del Deportes Quindío
Como cada final de temporada durante la última década, los únicos que sienten el peso de la derrota son los hinchas del Quindío, pues mientras Hernando Ángel siga llenándose los bolsillos, así diga que no se toma un tinto con los ingresos del equipo, serán los aficionados que carguen la cruz de las frustraciones.
Porque ni siquiera Quintabani y su cuerpo técnico, quienes pueden abandonar las arcas en cualquier momento y abordar otros proyectos en su vida, tendrán que arrastrar con tanta dureza el lastre de la segunda división con un equipo que se acostumbró a perder.
Los jugadores, muchos saldrán, se retirarán o serán vendidos y fugaz será su huella, apenas una anécdota en su trayectoria mientras que el hincha seguirá ahí pagando una condena de la que no tiene culpas.
Muy cierta, pero incompleta resultó la frase de que los dirigentes, cuerpo técnico y los jugadores pasan y la institución por encima de todo queda, porque a pesar de todo quienes también quedan son los hinchas fieles a quienes el amor por el equipo los lleva más allá de la lógica, aunque eso implique sufrir más que celebrar.