Por 30 años la fundación ecológica Cosmos, de Calarcá, recorrió caminos y senderos del Quindío y realizó más de 350 caminatas, con las que buscaron la apropiación social y cultural del paisaje y el territorio.
Este fin de semana el líder de la fundación, Néstor Ocampo, comunicó que las caminatas no van más. «No nos dejan otro camino en el Quindío. Ya es “normal” que salgan al paso personas armadas, con o sin uniforme, legales o ilegales, a “informarnos” que no se puede volver a pasar por allí “por orden del patrón”, dice el comunicado.
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Agrega: «Cada día son más los caminos con obstáculos, alambre de púas, cercas eléctricas, o puertas metálicas con cadenas y candados que impiden el paso. Los avisos de “PROHIBIDO EL PASO”, y otras restricciones, ya son parte del paisaje. Son muchos los caminos en los que cobran “peaje” para transitar por ellos. Indigna y da tristeza no poder caminar como antes en “nuestra tierra”.
Estas actividades de libre participación, eran promovidas el último domingo de cada mes, y en ellas participaron centenares de quindianos de todas las edades, que conocieron gran parte del territorio y disfrutaron de paisajes y aire libre hasta que todo camino o sendero se empezó a privatizar.
«Perdemos el territorio y hasta el derecho a disfrutarlo. Ya nos lo quitaron quienes monopolizan la tierra en el Quindío, extranjeros muchas veces, que han llegado a sembrar aguacate Hass y otros frutales para exportación; y nuevos empresarios turísticos que además de privatizar las orillas de los ríos, los caminos y sitios de atractivo turístico, nos despojan del paisaje con los cercados de swinglia que impiden su disfrute».
«Constructores de condominios campestres y urbanizaciones que no sabe uno de dónde salen. Indigna y da tristeza la indiferencia y muchas veces la complicidad de las “autoridades”, señala el comunicado con gran dosis de indignación.
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Y Concluye: EAgradaba, en los caminos del Quindío, el saludo amable y generoso de la gente del campo. Pero muchas fincas han desaparecido engullidas por el horizonte monótono y ajeno de cultivos comerciales y urbaniaciones. Ahora lo común es la mirada hosca, triste y desconfiada de personas que no son del campo, solo administradoras o “cuidanderas” de las propiedades de “empresas” y personajes extraños. Y a eso se suma la inseguridad, se corren riesgos al salir a caminar.
Parodiando a Antonio Machado tenemos que decir que al andar ya no se hace el camino y que al volver la vista atrás “se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino…” ¡nos lo han cerrado!
Y sabemos que esto sucede no solo en el Quindío sino en otros departamentos de Colombia. Es hora de hacer algo al respecto, además de caminar.»