Biólogo experto afirmó que las Palmas de Cera en el Valle de Cocora son muertos vivientes por culpa de potreros y turismo desbordado.
A través de entrevista entregada por el investigador botánico, ingeniero agrónomo y doctor en ciencias, Rodrigo Bernal, el profesional señaló que las palmas de cera en el valle de Cocora «en realidad son muertos vivientes».
«La mayoría de palmas allí son muy viejas y están en proceso de morir sin dejar remplazo. En el Valle de Cocora lo que se ve es un paisaje artificial, pues la palma de cera es una planta del bosque y no de potreros».
Agregó que el hábitat natural de la ceroxylon quindiuense, nombre científico del árbol nacional de Colombia, solo se regenera dentro de los bosques, porque las plántulas que nacen cuando germinan las semillas, no resisten la radiación del sol, y cuando no es así, terminan exterminadas por el ganado.
El doctor, que cuenta con un amplio conocimiento de la palma de cera, fue entrevistado por el medio nacional Noticias Caracol, a raíz de la caída de una palma sobre un vehículo en Cocora.
Bernal publicó junto a la bióloga María José Sanín en 2013, un artículo en el que presentaron los resultados de un estudio de 25 años alrededor de las palmas en Cocora, y en el cual concluyeron que para mediados de este siglo, es decir hacia el 2050, no quedará una sola de estas plantas en el valle visitado por los turistas.
Cocora es ejemplo de cómo no debe desarrollarse el turismo. Todo se hace mal
«Es un paisaje de palmas moribundas que pone en evidencia lo mal planeado que está el turismo en el valle de Cocora. En las cátedras de turismo de universidades y demás deberían incluir a este valle como ejemplo de cómo no hacer las cosas, pues todo lo que se ha hecho allí para impulsar el turismo se ha hecho de manera equivocada», sentenció Rodrigo Bernal.
Además dijo que si no se empieza a regular el turismo en Cocora, no habrá manera de sostenerlo. El cobro de peajes por cualquier personas que busca sacar provecho en caminos públicos, las basuras que los turistas dejan en cualquier lugar, las cabalgatas indiscriminadas que dañan caminos veredales, la falta de personas que enseñen sobre la palma a quienes visitan el lugar y un largo etcétera de todo lo que no se debe hacer, fueron algunos de los señalamientos hechos por el profesional.
La CRQ no hace nada para proteger la palma de cera
«Se han hecho diversas propuestas para proteger la palma de cera en el Valle de Cocora, una de ellas consistía en sembrar plántulas que ya hubieran sobrepasado la edad en que mueren a causa de los rayos del sol, y protegerlas con cercos de 4 metros a su alrededor, para que no se las comiera el ganado. Lamentablemente los dueños de los predios no lo permitieron y la Corporación Autónoma Regional del Quindío -CRQ- no hizo nada al respecto», manifestó el biólogo en Noticias Caracol.
El tema es de trascendencia nacional pues la palma de cera no es solo el árbol nacional de Colombia, sino que es el hábitat de el loro orejiamarillo e incluso el cóndor de los Andes. Aun así ninguna entidad ha hecho nada para cambiar la situación y el riesgo ambiental.
«No existen estudios de capacidad de carga como hay en sitios como Machu Pichu, donde no permiten la entrada de turistas si ya se cubrió esa capacidad, o incluso en el mismo Quindío en sitios como el Parque del Café. No hay autoridad de nadie y mucho menos de la CRQ y por eso es que en Cocora todo el mundo hace lo que quiere», finalizó.
Vea la entrevista completa en: Noticias Caracol