Escasez de agua

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Columna de opinión por Mario Sánchez

Las opiniones expresadas por los columnistas son de su total y absoluta responsabilidad personal, no compromete la línea editorial ni periodística de 180grados.digital.


Bogotá a partir del 11 de abril de 2024 raciona el agua. No solo es una medida extrema sino responsable la que toma Carlos Fernando Galán para lograr un 70% de los embalses para fin de año y que hoy están por debajo de 20% de su capacidad.

Pero tienen embalses para conjurar la situación que es a su vez, un llamado a las regiones que también tenemos fragilidad de cara a la oferta hídrica y que nos negamos a ver, bajo la supuesta tranquilidad frente a nuestro recurso natural que parece abundante.

Bajo el riesgo de “linchamiento” por parte de un sector de nuestro departamento del Quindío, nuevamente insto a los quindianos en general a remembrar la existencia de la Ley 1803 de 2016 llamada “Del Cincuentenario” que conmemoró los 50 años del departamento.

Esa Ley en su artículo tercero claramente expresa:

“Autorícese al Gobierno nacional para que en cumplimiento y de conformidad con los artículos 150334341345 y 366 de la Constitución Política (…) asigne en el Presupuesto General de la Nación, y/o impulse a través del Sistema de Cofinanciación las partidas presupuestales necesarias a fin de adelantar las siguientes obras y actividades de interés público y social, promotoras del desarrollo regional, que beneficiarán a la comunidad del departamento del Quindío, así como efectuar los traslados, créditos, contracréditos y convenios interadministrativos entre la Nación y el departamento del Quindío para vincularse al cincuentenario. Dichos proyectos y obras son los siguientes: 1. Construcción Embalse Multipropósito del Quindío”.

Si, el famoso embalse multipropósito que no hemos ni siquiera avizorado por miedo al costo político que pueda tener esa determinación.

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Bogotá por ejemplo se surte de San Rafael, Chingaza, Chuza, Tominé, Neusa y Chisacá, todos son embalses y ha garantizado que en momentos de escasez se cuente con el preciado líquido; nosotros no tenemos un solo reservorio importante para una contingencia y menos estamos preparados para el cambio climático que ya está pasando.

Hemos confundido la sostenibilidad como un sinónimo de “no hacer ni tocar nada” por el impacto que produce, pero la realidad es que ser sostenible, es usar los recursos que se necesitan hoy, sin poner en riesgo los que se requerirán en un futuro.

Es una falta de visión no tener un embalse, Risaralda tiene uno natural en la Laguna del Otún y otro en planes (que ha tenido muchos problemas) que es el del Rio Mapa en Santuario; Caldas tiene a Amaní surtida por el Río la Miel en Norcasia; el Valle tiene a Calima en el Darién y a Guacas (Sara Brut) en el municipio de Bolívar; por último, Tolima cuenta nada menos que con la represa de Prado, todos ellos son departamentos limítrofes del Nuestro.

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El Quindío carece de soberanía hídrica y energética por falta de carácter a la hora de hacer realidad los proyectos, pensando que no los merecemos porque somos pequeños y porque todo lo que se propone no le sirve a la envidia local.

Ahora bien, si tanto nos cuesta soñar, planear, gestionar y hacer cosas, lo mejor es no “botar corriente” y en un futuro próximo en el que se implementen las RET (Región Entidad Territorial), pue que nos anexen a un departamento que no le tema a liderar grandes propósitos como el Valle o Risaralda.

Lo cierto es que la sub cuenca del Rio Quindío hace rato pide pista para ese embalse, todos sabemos del refrito del Proyecto JAICA, pero a pesar de tener Estudios y una Ley que únicamente requiere de gestión para un CONPES, no avanzamos en ocho años ni un centímetro.

El embalse, nuestro embalse es necesario aunque se paren en la cabeza los que siempre protestan tildando todo de atentado ambiental, no se olviden como le tiraron piedras a Hidroituango, y ¿quienes sacaron pecho cuando empezó a operar?, pues los que criticaron su génesis, sus contingencias y sus retrasos.

Creo ciertamente que es mejor reservar agua y no tener la contingencia, y no tener una escasez del liquido y sin tener la solución.

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