Oda a su aniversario

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Por: Juan Pablo Castaño

Las opiniones expresadas por los columnistas son de su total y absoluta responsabilidad personal, no compromete la línea editorial ni periodística de 180grados.digital.

De clase Nostra tuve razón cuando viajaba de la Universidad a la casa. El bus transitaba por una vía llena de recuerdos. Por allí caminaba en antaño, Cuando creía que si me acostaba comiendo dulces las hormigas me cargarían en sus hombros, mientras dormía, lejos de casa.

En esto meditaba cuando el bus se detuvo. Estábamos sobre el puente de color amarillo triste y gastado, que comunica a Montenegro con Armenia. Giré mi cabeza hacia la ventana buscando algo de aire y en un acto de rebeldía estaba escrito allí, sobre el muro que daba inicio al abismo, dos palabras que llamaron mi atención: «Clase Nostra».

En aquel momento no sabía quienes eran. No sabía que el destino tejía en silencio el inicio de una amistad que aún perdura sobre el galope del tiempo. Fue más tarde, cuando rapeando, por una necesidad del alma que aún no comprendo, encontré a Kevin. Un ser humano con el carácter de mover montañas así fuera sin fé. Lo supe en la determinación de su mirada y desde entonces sabía que no necesitaba valquiria alguna para levantarse por el sueño que yacía atravesado en su garganta.

En estos tiempos de contenido superfluo y almas cómo las de Fausto, encontrar locos que hagan las cosas por amor resulta una utopía. Todos quieren llegar al final sin haber empezado.

Los raperos de mi generación montenegrina desperdician su talento en la construcción de enemigos imaginarios para disputar en guerras de ego una victoria que no sirve para nada. No se han dado cuenta que la decadencia del rap Montenegrino, ha sido precisamente el egoísmo recíproco que tienen los que se dicen llamar raperos, sin serlo aún.

En Kevin encontré la satisfacción de ser entendido. La vocación del rapero que hace música porque no podría hacer otra cosa en este sistema que no basta para las almas libres. Así, en silencio y amor, se ha constituido un rap digno y merecedor de estas palabras nobles.

Quisiera tener la habilidad admirable con que Gilmer mesa abrió el concierto de Alkolirycoz, sin embargo mi posición es más modesta y por el momento solo puedo ofrecer esto a uno de los grupos que más respeto y admiración me inspiran. Larga vida al rap y corta vida al rapero. Feliz aniversario.

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